LOS DESTELLOS EN COLMENA 620

Este ciudadano de Lima aún tiene gasolina para moverse y ganas de descubrir aquello que no aparece a primera vista de vuelo de pájaro; así que, cuando recibí una propuesta para ir este sábado a ver un concierto, mas bien un recital de música tropical peruana, no dudé en aceptar mas que gustoso y con la ansiedad de quien sabe que descubrirá algo nuevo.

Nos embarcamos en un taxi pasada la media noche y en unos pocos minutos llegamos a la dirección establecida, discoteca Miami Beach, así, con ese nombre en pleno centro de Lima; como no podía ser de otra manera descendimos por una escalera semi infernal a un semi infierno (la discoteca merecería mas líneas en el post pero no lo haré por tema de longitud), luego de algunos pasos que nos introdujeron a las vísceras del monstruo pudimos escuchar de manera estruendósamente rítmica los compases de Los Destellos (otro link), pero aún sin poder descubrirlos; unos pasos mas y pude verlos sobre un pequeño escenario, ellos con sus camisas blanquirrojas y ella con su pantalón negro con adornos brillantes y su sombrero de tex-mex; ahí estaban sudorosos y cantando.

Me sorprendieron varias cosas, la primera fue la composición de los oyentes/bailantes, casi todos eran de procedencia sanidrisina/miraflorina/sanborjina y demás sectores de clase media; yo, honestamente, esperé una situación un poco mas «democrática», por decir lo menos, pero no, eran los chicos y chicas que normalmente pululan en Barranco pero ahora en el Centro de Lima, escuchando/disfrutando de nuestra nueva onda musical (bueno nueva en la capital por que la mayoría de estos grupos tienen una historia previa prolongada), con la correspondiente cerveza en la mano.

Otra cosa que me llamó la atención fue la energía de la música, el constante cantar del grupo, sin parar y tomando relevos para no decaer en la presentación; no se cuantas horas tocaron, yo llegue con el recital comenzado y cuando me fuí Los Destellos aún seguían tocando a toda máquina, una cosa realmente envidiable, para quienes vamos a disfrutar de su música y ambiente resulta absolutamente gratificante.

La música es contagiosa, el ritmo se te pega y hay que tener hielo en la sangre para que uno no se lanze insurgente con unos pasitos (tun-tun) a tratar de dominar la pista de baile o en mi caso un rincón oscuro para no hacer roche considerando mi falta de coordinación motriz.

Fue una buena experiencia, es mas quiero repetirla, no se si con Los Destellos o con alguna otra vertiente de la «movida» cultural limeña; lo que se es que quiero participar un poco mas, como testigo/protagonista, de las situaciones que se gestan y florecen en nuestra Lima under.

Me desconecto.

Adeu…

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