Hace poco pasé a visitarte, quizás por última vez por que tu destino es ya no estar; caminé hacía ti lleno de recuerdos, saboreando las memorias que viví bajo tu protección; al tocarte ya maltrecha, fui mas allá y recordé aquello que mi cuerpo no tiene grabado por que no lo viví, pero fueron tantas y tantas las veces que escuché esas historias que hoy son mías también, son parte de quien soy.
Por que yo se todo, está en mi sangre; se cuando llegaron jóvenes aún junto a ti cargando a los hijos, sé de los momentos de pobreza que escondiste, de los momentos de bonanza que compartiste, de los momentos de miedo y de los de fuerza; se que albergaste a los que nacieron y también a los que se fueron; se que cantaron junto a ti, se de los cientos que llegaban para celebrar (yo lo hice también), se de las noches infinitas y de los días de solaz; yo lo se.
Al mirarte está última vez te vi sosteniéndote aún altiva, imponente, bella pero mortalmente herida; entendí que estabas segura que todavía podías darnos seguridad en tus entrañas, cobijarnos como lo hiciste por tantos y tantos años, regalándonos el espacio para desarrollarnos como familia; que generosa has sido con nosotros y como te pagamos; o quizás no, quizás este sea tu último regalo, tu último truco, el de partir para convertirte en algo nuevo desde tus cenizas y de ahí proyectarte al futuro, por que lo cierto es que tu estarás cuando nosotros ya no.
Me acerque mas y tuve el valor de tocarte, de sentirte una última vez, no quería despedirme de ti sin llevarme una última caricia, por que es tanto lo que encierran esos muros que ya no estarán; la recibiste y la recibí, ambos con pena, con ese sabor amargo de las despedidas definitivas; yo lo sentí en el alma tu en tus viejos cimientos.
Algunos me dirán que una casa no esta viva y que no transmite nada; entonces yo replicaré, con una mueca de sorna en la cara, que lo único que eso quieres decir es que no tuvieron la suerte de pasar por la casa de mi familia.
Me desconecto.
Adeu…
enero 16, 2009 a las 12:09 pm |
Fuerza Pere… que sus dulces y sabias huellas sirvan para consolar el dolor. Un abrazo!
enero 16, 2009 a las 12:32 pm |
Yo me he mudado muchisimas veces pero en todas he sentido que voy dejando mucho atras, cada casa, cada hogar, miles de recuerdos y cuando vuelvo a pasar por ahi y veo que la han demolido a alguna me da una penita.
Besos
enero 16, 2009 a las 12:58 pm |
A mi me sucede exactamente igual… pero con Bogotá.
enero 16, 2009 a las 1:04 pm |
A veces los recuerdos son la mejor herencia. Quizas sea mejor recordar el apogeo que lamentar la decadencia.
enero 16, 2009 a las 1:37 pm |
Pero lo bueno es que los recuerdos siempre estarán en ti
muy bonita descripción de ese sentimiento al hogar
bsos de esposa primeriza
enero 16, 2009 a las 3:55 pm |
Aquella casa es el empaque y la envoltura perfecta del mejor de tus regalos; los buenos recuerdos.
Saludos.
Vas por El Dragón del Sur?
enero 16, 2009 a las 4:48 pm |
He tenido una vida algo trashumante y he cambiado de casa varias veces.Quizás eso me enseño a no aferrarme a una dirección en particular sino más bien a los lugares.
Quizás más adelante sienta lo mismo que estas experimentando cuando vea los lugares donde pasamos los años de infancia de mis hijos. Nostalgia a futuro,mira tú,que novedoso no?.
Igual entiendo lo que sientes a pesar de desconocer lo que viviste o no a la sombra de las paredes que hoy añoras pues al leerte vuelvo a comprobar que en gran medida estamos hechos de nuestros recuerdos y vivencias.
Un abrazo
Schatz
enero 16, 2009 a las 10:46 pm |
nunca me he mudado pero ahora ya sé un poco cómo es
enero 17, 2009 a las 7:25 am |
Qué bonito Peregrino!… Hace tiempo que no te leía tan inspirado, poético y sentimental… Fuera de lo bien redactado y lo suave que resulta el llegar hasta el final… Muy buen post!
Saludos galileanos.
enero 17, 2009 a las 3:11 pm |
me gusta recorrer mi casa cada vez que paso por Lima. Hay un sabor lindo en eso. Es que la casita es la casita. 🙂
pd. Pero qué pasó? La están tumbando para hacer un edificio? o la vendieron?
(ja, chismosa eh!)
enero 17, 2009 a las 10:19 pm |
Con lo que le has impregnado a esas palabras, si ese portón pudiera oirte se abriría de par en par.
Deberías aprovechar mejor ese talento.
🙂
enero 18, 2009 a las 2:01 pm |
Yo no voy a dejar mi casa. Nunca.
[a menos que viaje, claro xD]
enero 19, 2009 a las 4:19 am |
Me gustaría creer que no es el lugar, sino lo que se vive en ellos. Pero es cierto, que en parte, el testigo silencioso de los muros nos amparan. Y eso no se olvida.
Saludos.
enero 19, 2009 a las 10:18 am |
Pucha, la van a tumbar, ¿no? Pobre Barranco.
enero 19, 2009 a las 11:28 am |
Con el tiempo, todo pasa. Me gustó el post.
Un abrazo.
enero 19, 2009 a las 3:29 pm |
Un edificio más, pero nunca tan grande ni fuerte, ni lindo como los recuerdos.
Un abrazo.
enero 19, 2009 a las 7:35 pm |
si, que pasó con tu casa? Yo lamentablemente no tengo una «casa» si acaso varios lugares con recuerdos pero no «una» casa. Me encanta como has escrito este post Pere.
enero 19, 2009 a las 8:17 pm |
hay lugares que simplemente trascienden
enero 19, 2009 a las 9:48 pm |
A mí me gusta irme; me permite dejar los bultos detrás en lugar de cargarlos. Pruébalo.
enero 20, 2009 a las 7:16 am |
Hermoso escrito Peregrino, muy personal y por eso llego a lo profundo de mi alma.. recuerdos de mi casa, mi padre, mi barrio, hermanos y, sobre todo, mi madre que afortunadamente aun la tengo a mi lado. Gracias por hacernos recordar que elementos hacen que una vida sea plenamente vivida. Abrazos.
enero 20, 2009 a las 10:41 am |
Progreso, cuántos crímenes se cometen en tu nombre.
enero 20, 2009 a las 10:49 am |
BUenos vientos Peregrino*
[ ánimo! son cosillas que pasan…]
Suerte!
Te saludo.
[ NepTunia ]
enero 20, 2009 a las 9:00 pm |
que sensación más intensa, esto es lo que me pasa algunas veces, el tiempo pasa y se que algún día mi casa dejará de ser mía para convertirse en algo distinto.
Se que quedan los recuerdos de lo que vivi como hogar, pero nada las cosas son asi.
Una bella manera de transmitir lo que ves y sientes
un abrazo Peregrino !!!!!!
enero 20, 2009 a las 10:01 pm |
historia que me hace recordar una propia.
«…Feels like home
I should have known
From my first breath…»
de tu epoca eh…
enero 21, 2009 a las 11:16 am |
La forma en la que haz descrito tu dolor por abandonar la house, fue realmente imp0resionate.
te Leo, definitivamente
Gad desde su GadhafyX (Tu ventanita morada a otro mundo XD)
enero 21, 2009 a las 8:40 pm |
Poca gente entendería eso, aun recuerdo cuando mi abuela vendió la vieja casa de Magdalena y la ultima vez q la recorrí … tuve ganas d llorar x el tiempo q había pasado ahí, era como despedirse de una madre, de una abuela … apropo ay llamare a mi abuelita me dio nostalgia besos
enero 22, 2009 a las 3:28 pm |
Todas als cosas, sobre todo las que nos brindan recuerdos cálidos dejan una huella en nosotros, en nuestra alma, en nuestros recuerdos, en nuestra vida.
Yio, por ejemplo, siempre paso por un moderno edificio en construcción en la calle Piura de Miraflores, ese edificio solía ser la casa de mi mejor amiga, grande, espaciosa, con azulejos sevillanos y un patio central, pisos de madera y una biblioteca con libros de pata de cuero y arañas de hierro.
El único que recuerdo que tenemos de ella son dos cortos que grabamos ahí.
:)!
enero 23, 2009 a las 9:23 am |
Voy a extrañar demasiado mi casa cuando me vaya. No porque quiera vivir con mis papás para siempre, sino porque detesto los departamentos.
enero 26, 2009 a las 4:27 pm |
Una gran pérdida, hubieras avisado para hacerle los honores que se merecia. templo de grandes momentos.
Hay otra que tambien se nos va.
enero 26, 2009 a las 6:18 pm |
Me imagino querido Pere que tu casa es victima de algun nuevo edificio, no sé lo que se siente, es verdad, pero amo a mi casa y vivo aca hace mas de 20 años y se, que si algun dia pasa eso, seria como si me arrancaran un pedacito del corazon. Bu.
Besos mi Pere!
febrero 4, 2009 a las 3:33 am |
Yo también toque su mano, cerre el porton, nunca olvide… y sin quererlo o queriendo (por que es necesario) volví a sonreír.
Un abrazo,
RDS